Arganda del Rey vive con fervor y alegría una nueva edición de El Rocío

Arganda del Rey volvió a llenarse de emoción y color el pasado sábado con la celebración de El Rocío, una festividad ya arraigada en el corazón del municipio. A medio camino entre la devoción religiosa y la expresión cultural, la jornada atrajo a cientos de vecinos que no quisieron perderse una de las citas más singulares del calendario argandeño.
La celebración, organizada por el Ayuntamiento y la Casa Regional de Andalucía de Arganda, comenzó a las 11:00 de la mañana con una Misa Rociera en la iglesia de San Juan Bautista. El templo, ubicado en la Plaza de la Constitución, se convirtió en un espacio de recogimiento, con cantos flamencos que elevaron las oraciones a la Virgen del Rocío.
Una vez finalizada la misa, la imagen de la Virgen salió en procesión, acompañada por carrozas decoradas con esmero, jinetes a caballo, sevillanas y el entusiasmo de vecinos y vecinas que convirtieron las calles en una auténtica romería. El recorrido concluyó en la Dehesa del Carrascal, donde la celebración continuó con actividades lúdicas, música y convivencia entre generaciones.
Entre los asistentes se encontraban el alcalde de Arganda, Alberto Escribano, y el portavoz del grupo socialista, Guillermo Hita, quienes quisieron mostrar con su presencia el respaldo institucional a una tradición que cada año suma más adeptos. “El Rocío no es solo una fiesta, es una muestra de integración, cultura y sentimiento compartido”, señalaron desde el Consistorio.
Detrás del éxito de esta festividad se encuentra el trabajo incansable de la Casa Regional de Andalucía, que este año celebra su 50 aniversario en Arganda del Rey. Su vicepresidente, Manuel Gómez, destacó el papel de la entidad como puente cultural: “El Rocío representa la devoción de muchos andaluces que ahora también son argandeños. Invitamos a todos los vecinos a conocer nuestras actividades, porque la Casa está abierta a todo el mundo”.
Lo que empezó como una tradición importada por los primeros emigrantes andaluces, se ha convertido en una celebración plenamente argandeña. El Rocío ya no es solo patrimonio de quienes lo trajeron, sino de todos los que lo han hecho suyo con el paso de los años. Una fiesta de fe, música y comunidad que, una vez más, ha dejado huella en el alma de Arganda del Rey.