‘Problemas de la ciudadanía’, argandeños denuncian la insalubridad y el caos generado por el mercadillo de los viernes en Arganda

Esta semana en nuestra sección ‘problemas de la ciudadanía’, varios ciudadanos han expresado su malestar con el caos que produce el mercadillo de los viernes en nuestro municipio.
Lo que para muchos es una cita habitual con el comercio local, para otros se ha convertido en una fuente constante de molestias. Hablamos del mercadillo de los viernes, que cada semana llena la Avenida del Ferrocarril de Arganda del Rey y sus calles adyacentes. A través de redes sociales, numerosos vecinos de la zona han expresado su malestar ante la situación que viven cada semana: acumulación de basura, cortes de tráfico, ruido desde primera hora de la mañana y problemas de higiene.
La polémica no es nueva, pero en las últimas semanas se ha intensificado. Residentes cercanos aseguran que, cada viernes, al concluir el mercadillo, las calles quedan repletas de restos: frutas, plásticos, cajas de cartón, y otros residuos se esparcen por el asfalto y las aceras. En verano, con temperaturas que rozan los 40 grados, los olores se intensifican y se ha reportado incluso la aparición de roedores en algunas viviendas próximas.
A esto se suma la imposibilidad de circular con normalidad por la zona durante toda la mañana. Los vecinos denuncian que no pueden acceder a sus garajes, tienen que hacer rodeos innecesarios para llegar a casa y, en ocasiones, ni siquiera pueden atravesar su propia calle a pie sin sortear puestos o camiones. El ruido también es constante desde primeras horas del día, algo que afecta especialmente a personas mayores, familias con niños pequeños y trabajadores nocturnos que intentan descansar por la mañana.
Críticas a la falta de limpieza tras el desmontaje
Uno de los focos del descontento es la limpieza posterior a la celebración del mercadillo. Muchos ciudadanos cuestionan que no se recojan los residuos con la rapidez y eficacia necesarias, mientras que otros apuntan directamente a los comerciantes como responsables de dejar sus zonas sucias tras recoger sus puestos.
“Cada vendedor debería recoger su basura. Si tú montas un puesto en una calle, deberías dejarla igual de limpia que como la encontraste. No es solo una cuestión de respeto, también es de higiene y convivencia”, comentaba una usuaria en una discusión pública sobre el tema.
En contraste, hay quienes defienden que los comerciantes hacen lo que pueden dadas las condiciones climáticas y la ausencia de contenedores suficientes. “Con el calor que hace, no se puede estar limpiando a las tres de la tarde. Además, si no se les facilita dónde tirar los residuos, ¿qué se espera?”, señalaba otro vecino.
¿Cambio de ubicación?
El debate se ha avivado con propuestas concretas por parte de numerosos residentes, que sugieren reubicar el mercadillo en el recinto ferial, donde anteriormente se celebraba. Esta opción evitaría los inconvenientes que genera en una zona residencial tan transitada, permitiría una mejor organización del tráfico y reduciría el impacto sobre quienes viven en la zona.
Sin embargo, hay defensores de la ubicación actual, que argumentan que el mercadillo forma parte de la vida del municipio y que su presencia en el centro contribuye al dinamismo comercial. Además, recuerdan que muchos de los edificios de la zona se construyeron después de que el mercadillo ya estuviera allí, por lo que sabían de su existencia al instalarse.
Una convivencia en tensión
Lo que debería ser una actividad beneficiosa para el tejido económico local se ha convertido en motivo de división entre vecinos. Las quejas no son unánimes, pero sí constantes. Desde quienes piden más civismo y colaboración por parte de los vendedores, hasta quienes reclaman una reubicación definitiva para evitar que la situación continúe deteriorándose.